jueves, 25 de marzo de 2010

Mientras sea posible

Mientras sea posible

Mientras sea posible es una exposición colectiva formada por ocho artistas mexicanos, colombianos, chilenos, argentinos y españoles la cual podemos ver en la Casa de América del 3 de marzo hasta el 23 de mayo de 2010.

A través de las siguientes intervenciones Mientras sea posible pretende transformar el espacio para hacer reflexionar sobre conceptos como la capacidad que tiene el ser humano para transformarse así mismo y su entorno, y el modo de cambio también que se produce en el organismo para mantener un equilibrio.

Valeria Maculán con su obra Ensayo 2 propone reutilizar los objetos que usamos o vemos en nuestro día a día para cuestionar la capacidad de cambio que existe con el entorno. Para ello, la artista utiliza cajas, plantas, cubos, que están colocados de tal manera que los descontextualiza provocando un lugar completamente inesperado creando una atmósfera envolvente con estos recursos que utiliza.

Ana Gallardo, sin embargo, en su intervención El pedimento juega con la participación de los espectadores haciéndoles intervenir, en cierta manera, en un ritual mexicano, del que la artista se ha apropiado para realizar la obra y a través del cual las personas se ponen en contacto con la tierra y el agua, pero en este caso como escusa para transformarse a uno mismo.

El trabajo de Felipe Arturo se basa en la arquitectura y el modo que tiene ésta para relacionarse con su entorno. Su obra se encuentra en un punto medio entre el ámbito urbano y lo arquitectónico ya que las piezas que podemos ver son construidas por una parte por esas costumbres creadas por la sociedad y por otra parte, elementos arquitectónicos. Con esos bloques de hormigón en los que están adosadas botellas de plástico, Felipe Arturo plantea también el hecho de transformación del entorno arquitectónico.

Catalina León parte de un mito griego acerca del amor desinteresado para representar esa parte infinita que tiene toda transformación. Para materializarlo, la artista ha unido hojas de diferentes tipos componiendo hojas que se podrían prolongar infinitamente a través de las costuras bajo el título Todo pasa, sólo el amor queda.

Jerónimo Hagerman con su instalación Jardín flotante convierte un espacio interior en exterior introduciendo organismos vivos, orgánicos creando una antítesis con la obra que se expone en el jardín Picnic Invasión en Casa de América en el que se abstraen elementos propios de un interior para insertarlos en el jardín.

La propuesta de AGGETELEK consiste en una serie de módulos formando una construcción de materiales flexibles como el cartón, parecida a las construcciones por bloques típicas de los juegos infantiles y dos proyecciones. Con ello pretende que el espectador pueda desplazarse a través de las estructura y reflexione en ese aspecto de construcción-destrucción a través del cual se compone todo proceso de cambio.

Lo más característico de la obra de Catalina Bauer es el uso que ha hecho de esa característica efímera que se da en todo momento de construcción y cambio por medio de una especie de cortina orgánica que permanece en constante transformación con la intención de establecer una justa medida de los esfuerzos que hace individualmente cada persona.

Héctor Zamora ha convertido la sala en un espacio acogedor para un grupo de aves pretendiendo cambiar un espacio en un lugar habitable por medio de materiales reciclados.

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